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El problema de las edades (ejemplo de investigación genealógica con método científico)

Actualizado: 8 nov 2021

Normalmente los genealogistas que recién están partiendo tienen un problema que les produce un shock investigativo, pasa que no encuentran sentido en las edades de sus antepasados al analizar los documentos hallados y entonces comienzan a cuestionarse la validez de lo obtenido y muchos simplemente no pueden seguir porque la persona que “cuadra” no tiene la misma edad que habían visto y la descartan.

Aplicando la metodología para la investigación genealógica, les daré un ejemplo con una antepasada mía, su nombre era Juana Nilo, madre de Juan Aliste Nilo, mi bisabuelo, cuyo padre era Luis Aliste. Este último y Juana no se casaron, así que Juan era hijo natural. En genealogía eso complica todo, porque en los matrimonios (civil o eclesiástico) generalmente aparecen nombrados los padres de los novios (así que se puede avanzar más), mientras que en la mayoría de otros documentos, no.

Mis preguntas sobre Juana Nilo eran: ¿quiénes eran sus padres, dónde nació y cuándo nació?. Tenía algunos documentos iniciales que me permitieron plantear mi hipótesis, que ella había nacido en Santiago (porque allí nació su hijo) por 1865, ya que Juan nació por 1883 y como era hijo natural debió ser el mayor. Tenía dos “candidatas” para ser mi Juana Nilo; una de ellas fue bautizada en 1855, otra en 1867. A la primera la tenía casi descartada porque no cuadraría con nacer por 1865 y se había casado en 1875 con Pedro Hermosilla. La segunda tenía más opciones, aunque no había encontrado nada más sobre ella. Entonces, busqué más antecedentes y me percaté de que en el matrimonio de Juan Aliste Nilo del Registro Civil salía tal cual, con esos apellidos; pero en el casamiento eclesiástico aparecía como hijo de Clodomiro Palma y Juana Nilo (¡¡¿qué?!!). Después de analizar los documentos, las únicas opciones eran que había un error del cura o que Clodomiro era esposo de Juana, porque he encontrado varios casos en que los hijastros tomaron los apellidos del esposo de su madre cuando eran hijos naturales. Encontrar el matrimonio de Juana Nilo con Clodomiro Palma sería muy útil porque tendría los nombres de sus padres. No encontré el matrimonio, pero sí a 3 hijos nacidos entre 1887 y 1893, inscritos como legítimos (o sea que sí debió haber matrimonio en algún lugar...).

De la inscripción de los hijos de Clodomiro y Juana, más la defunción del primero, obtuve los siguientes años de nacimiento de Juana, según su edad en cada documento:


Como se puede apreciar, los años de nacimiento oscilan entre 1856 y 1863. Llama la atención que en 1893 Juana apareciera con 35 y con 30 años de edad. Entonces, el primer aprendizaje es que los documentos pueden contener datos erróneos. Lo importante es entender que los registros tienen la validez para lo que fueron hechos, ¿qué quiere decir esto?, que si se trata de un registro de nacimiento, entonces lo importante es el nombre del inscrito, fecha de nacimiento, lugar y nombre de los padres; el resto es “complementario” y por lo tanto, no puede considerarse como dato riguroso. Los documentos deben entenderse en el ámbito para el cual fueron hechos, con la intención que se hicieron, ya sea un registro "frío" como los certificados del Registro Civil o "calurosos" como los testimonios de juicios (donde hay intereses), particiones de bienes, etc. Y por otro lado, hay que entender que la edad no era un dato importante, por ejemplo, en el siglo XIX prácticamente no se celebraban cumpleaños. Conocer las estaciones del año sí, pero las edades... ¿para qué?

Siguiendo con el ejemplo, ¿cuándo nació Juana Nilo entonces?

Cada vez que analizaba lo obtenido, me daba cuenta de que no podía concluir nada, hasta que en las búsquedas de Familysearch encontré el pase de sepultación en el Cementerio General de Juana Nilo Sepúlveda, de 1931, y el compareciente que pagó la sepultura fue Juan Aliste. Bueno, con eso di un paso enorme, pues no cabía otra posibilidad de que se tratara de mi bisabuelo y su madre, mi tatarabuela; ya que eran los hijos los que se encargaban de sus padres mayores, tal como ahora. Descartaba que ese Juan Aliste no fuera mi bisabuelo porque tenía firmemente validado que su madre se llamaba Juana Nilo. Además, aparecía su edad al morir, 70 años; o sea, nacida por 1861 (lo que cuadraba con la tabla anterior). Para validar, pedí el registro de defunción (donde salían los nombres de sus padres, motivo de fallecimiento, etc.) y para sorpresa mía, se trataba de la Juana Nilo que casi descarté, porque había sido bautizada en 1855 (y además se había casado en 1875 con otra persona).

Con el documento de defunción, obtuve los nombres de sus padres; con el registro de bautismo el año aproximado de nacimiento y dónde. Lo que puedo concluir es que nació en Santiago por 1854 (poco probable) o 1855 (muy probable), ya que fue bautizada en septiembre de ese año y sus padres realizaban esta ceremonia con pocos meses de edad de sus hijos. Lo segundo, es que las declaraciones de edades son imprecisas, de hecho, ninguno de los documentos encontrados tenía la fecha exacta de nacimiento, todos erraban entre uno y ocho años.

Si solo me hubiera quedado con la hipótesis de nacimiento original, de 1865, hubiera seguido investigando a la candidata errónea.

¿Te ha pasado algo similar?


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