Cáhuil, primeros propietarios y el origen de sus salinas (II)
Actualizado: 27 sept 2021
Desarrollo durante el siglo XVII y principios del XVIII
No todos los estancieros antes mencionados ocuparon inmediatamente sus dominios, de hecho, muchos de ellos tenían intereses en otras estancias o mercedes. Además, se produjo una dinámica de intercambio y compra venta de estas mercedes con alta frecuencia. En general, también hubo una escasez de mano de obra para trabajarlas, lo que dificultó el surgimiento económico durante buena parte de esta centuria.
Prácticamente todos los agraciados mencionados anteriormente provenían del mundo militar. El capitán Tomás Durán, por ejemplo, tuvo una trayectoria importante que lo llevó a ser corregidor en Angol para el alzamiento indígena y encomendero también. Se estableció en Santiago por 1598 y provenía de la familia fundada por Marcos Veas Durán, un conquistador venido con Pedro de Valdivia que fue alguacil mayor y alcalde en la ciudad de Santiago. No hay testimonio sobre su ocupación de la zona, porque lo más probable es que no lo hiciera. Sin embargo, su nieto reivindicó en 1639 el derecho por el lugar, lo que trajo problemas con sus vecinos ya asentados.
La segunda beneficiaria fue doña Leonor de la Corte, quien había nacido en Concepción, donde vivieron sus padres, un castellano nuevo y una andaluza, quienes llegaron a Chile por 1557. Doña Leonor contrajo matrimonio con el capitán Rodrigo de Verdugo, quien llegó a Chile en 1576 en una expedición repleta de complicaciones. Hizo una carrera militar que lo encumbró hasta ser nombrado sargento mayor. Probablemente este distinguido soldado no alcanzó a ver el siglo XVII. Verdugo, luego de casarse pasó a vivir a Chillán con su esposa e hijos, pero en 1599 la incipiente ciudad fue devastada por un ataque de más de 2.000 indígenas que la incendiaron completamente. En aquella oportunidad doña Leonor fue capturada y llevada a territorio enemigo. Un cronista de entonces relata cómo ella fue tratada en el cautiverio, dado su comportamiento previo:
“Dígase en honor del hacer bien que, entre algunas personas que en esta ocasión cautivaron, fue una señora principal, llamada doña Leonor de la Corte, que por salvar sus hijos quedó ella en poder de los enemigos; que, con hacer a los demás mal tratamiento, al fin como bárbaros, conociendo a esta señora y que en el tiempo de la paz los agasajaba y acariciaba, tuvieron este reconocimiento: que en los días que estuvo cautiva no sólo no la maltrataron, pero le regalaron y sirvieron y le dejaron todas las criadas que le servían en su casa. Y cuando se rescató la acompañaron todos los caciques hasta el lugar del contrato: ¡Tanto puede el hacer el bien, aunque sea a bárbaros!”
Tras ser recuperada, junto a sus hijos tomó rumbo hacia Santiago y fue agraciada en 1608 con 500 cuadras de tierras en Nilahue. Como se puede ver en el mapa, el estero Nilahue desemboca en la laguna de Cáhuil en el sur oriente. Posteriormente sus hijos y yernos también adquirieron fincas cercanas y recibieron más mercedes. Felipe de Arce Cabeza de Vaca, uno de los yernos, recibió 2.000 cuadras en Nilahue. Los Verdugo de la Corte dejaron abundante prole que vivió en el Maule y centro de Colchagua, siendo uno de sus famosos descendientes José Miguel Carrera Verdugo.
El primer personaje culturalmente español, aunque muy probablemente mestizo y que vivió a orillas de la laguna de Cáhuil fue Sebastián Verdugo, él era hijo natural del esposo de doña Leonor y comenzó a residir en 1609, cuando tenía 20 años. Ambos, madrastra y entenado, se llevaron muy bien, ella relató que lo había tratado como si fuera su hijo y que éste le había correspondido de igual forma. Así que, pese a que había dotado a su hija Margarita para casarse con el que sería maestre de campo Felipe Arce Cabeza de Vaca, con las 500 cuadras del título dicho, le donó 10 a Sebastián, justamente las que estaban a la orilla de la laguna.