top of page

Mi historia

Actualizado: 4 mar 2021

Seguramente tú también cuentas con recuerdos que te llevaron a abrazar el gusto por alguna afición, en mi caso, me apasiona la historia y la genealogía. Partí precozmente y pese a que he tenido varios hobbies, ninguno ha ocupado el sitial de ambas disciplinas.


Desde que tenía unos 10 años recuerdo haber hecho las primeras preguntas sobre quiénes eran y de dónde venían mis abuelos y bisabuelos. Con mi tía íbamos al cementerio a “ver” a familiares, y en la casa revisaba fotos, cuadernos con notas y libretas.


A esa edad encontré un almanaque que incluía una sección sobre el origen de los apellidos. Revisé varios y solo aparecía mi segundo apellido, León. Decía (aún lo recuerdo textual): “de las montañas de León. Descendiente del rey Alfonso IX”. Y me pareció impresionante. ¿cómo era posible que se pudiera afirmar algo así?, ¿existía un lugar llamado León?, ¿quién era ese rey? Así que, durante los siguientes años me hice experto en la genealogía de esos reyes de hace 8 siglos y claro, por mi familia directa apenas llegaba a fines del siglo XIX con mis antepasados León, así que sospechaba que no era llegar y decir que Alfonso IX fuera mi ancestro, ¿sería posible que unos campesinos de Salamanca en Chile fueron sus descendientes? Al final, pude llevar mi genealogía hasta muy lejos por varias líneas, aunque por otras persiste el misterio.


Cuando tenía unos 15 años, la misma tía con que iba al cementerio me acompañó varias veces a la Biblioteca Nacional, ya que como era menor de edad no podía pedir libros, es más, ni siquiera podía entrar a la sala de lectura. Pero en fin, disfrutaba cualquier dato que encontrara, lo que fuera. El mismo día que cumplí 18 años fui a la Biblioteca Nacional a investigar, ¡qué fanático! Sí, totalmente. Y luego fui más seguido.


En breve tiempo supe que existía el Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas (ICHIG), que publicaban una revista y que tenían una biblioteca para consultas. Allí conocí a don Pepe Urzúa (un genealogista excepcional y sumamente generoso), quien me orientó muchísimo. Al comienzo, más que investigar mi propia familia, leí muchos libros de genealogía e historia. Descubrí que me gustaba comprender los procesos, asimilar las vivencias y viajar en el tiempo con las narraciones que leía. Por ejemplo, siempre me he preguntado qué hacían mis antepasados mientras se gestaba la independencia de Chile o en qué estaban durante la conquista, ¿se habrán enfrentado en alguna batalla?


De la genealogía pasé a interesarme por los pueblos chilenos, a palpar sus vidas ancestrales, a darme cuenta que en todos ellos hubo familias fundadoras de las cuales la mayoría de quienes viven actualmente allí, también descienden. Al fin de cuentas, todos estamos conectados y eso no deja de parecerme atractivo. De hecho, cuando identifiques coterráneos, de algún pueblo de donde venían tus abuelos y bisabuelos, ahonda un poco más y verás que en algún momento compartirán apellido y si investigas más, una historia familiar.


Ahora soy director de la Revista de Estudios Históricos del ICHIG, he publicado varias investigaciones y he dado docenas de charlas. Tengo un segmento en Radio ADN (91.7 FM) todos los miércoles a las 11 AM que se llama