Juegos y entretenciones (I)
Actualizado: 20 abr 2019
Cada vez que recorro archivos buscando y revisando documentos que otros dejaron sin imaginar que curiosos investigadores del siglo XXI los leerían después de siglos; siento el deber de entenderlos, de comprender qué querían decir más allá de sus palabras manuscritas. A veces unos sencillos legajos nos hablan con tanta claridad de la vida de nuestros ancestros que finalmente representan pequeñas cápsulas de conocimiento (si dejas fluir la curiosidad!).
Hace unas cuantas semanas en el Archivo Nacional de la Administración, revisando el Archivo Notarial de Rancagua, me topé con una escritura bastante directa, sin tantas frases legales, solemnes y reiterativas, que caracterizan a los textos oficiales que allí se resguardan. Se trataba de una fianza dada por don José Manuel Ortiz a favor de don Manuel Armijo en 1830, en la entonces ciudad de Rancagua[1], título que mudó don Bernardo O’Higgins de la original “villa de Santa Cruz de Triana” con que el gobernador Manso de Velasco la fundó en 1743.


Puedes ver la TRANSCRIPCIÓN.
La fianza la necesitaba don Manuel porque había rematado los ramos de “cancha de juegos de bolas”, “parejas de caballos” y “ruedas de gallos”. Los ramos constituían buena parte de los ingresos de los cabildos coloniales o las municipalidades republicanas. Por ejemplo, estaba el ramo del abasto que era un impuesto que pagaban los vendedores de comestibles en las plazas y que en el Santiago de la época, reportaba casi la mitad de los ingresos de la ciudad.