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Buscando padres biológicos con ADN y Genealogía

Actualizado: 11 ago 2019

A fines de marzo de este año, con mis amigos Ruby Baeza y Pablo Blanco fuimos a una reunión con una fundación que se dedica a lograr reencuentros entre padres e hijos que fueron separados por una adopción ilegal (en realidad es una apropiación ilegal de una persona). Los casos descubiertos hasta ahora por lo menos datan de la década de 1960 a la de 1990 y básicamente había una organización en donde participaban médicos, asistentes sociales, abogados, jueces y/o sacerdotes que vendían (por miles de dólares) o entregaban a recién nacidos a parejas chilenas o extranjeras para ser adoptados por ellos. Robaban a estos menores en hospitales públicos haciéndoles creer a las madres que sus hijos habían fallecido, hay casos de secuestros y otros donde forzaban a madres adolescentes a entregar a sus hijos para evitar una vergüenza familiar.


Esto está siendo investigado por la justicia y si se estima que por lo menos hay 20.000 casos hoy, pero a los que obligatoriamente habría que sumar aquellos aún ocultos que fácilmente podrían duplicar la cifra (sólo en Italia hay 11.000 casos). Ahora, parte del daño puede mitigarse si los ahora adultos que descubren su adopción o que quieren saber sus orígenes, logran encontrar a sus padres, que luego de sufrir este evento tan traumático en la inmensa mayoría de los casos han pasado toda su vida buscándolos.


A través de un amigo de Ruby llegamos a Nos Buscamos (la ONG de la que hablo), él le había comentado a Constanza del Río, su presidente y fundadora, que existían los genealogistas y que además entendían de los tests de ADN. Ciertamente no es una afición muy conocida, hasta ahora no he visto jamás a un niño que diga que quiere ser genealogista cuando grande! Esa vez, Constanza nos contó su historia y de pronto conocimos ese mundo oscuro, pero donde nos dimos cuenta que podíamos ayudar. Así que, tomamos un caso de los que ella consideraba emblemático, porque gracias a él logró llegar a una asistente social que participó de estas organizaciones y que tenía más de 2.000 fichas de “adopciones”, donde salía información vital para establecer reencuentros entre los padres biológicos y sus hijos. Sin embargo, en la ficha de esta persona, al que individualizaré como Francisco, no había información suficiente más que la edad de la madre al momento de su nacimiento (14 años), aunque no era del todo creíble.


En Nos Buscamos (otra organización es “Hijos y madres del silencio”) ya se habían dado cuenta de la importancia de los tests de ADN comerciales para ayudar en estos reencuentros y organizaron campañas con kits de 23andMe. Como esa compañía no llega a Chile, conseguían que azafatas o amigos llevaran las muestras a USA y luego las despacharan a esa empresa. Pero, una vez que tenían los resultados, no lograban materializar estos reencuentros porque desconocían cómo funcionaban exactamente los “matches” de ADN y cómo investigar de buena forma las genealogías.


Cuando un adoptado encuentra parientes relativamente cercanos, primos terceros o segundos, lo primero que hace es escribirles para saber si alguien de su familia perdió un hijo; sin embargo, los resultados son desalentadores, porque por una parte son muy pocos los que tienen una información como la solicitada, hay muchos primos segundos que no conocemos, sino la mayoría (imagínate un primo tercero) y porque quienes se toman el test normalmente lo hacen por simple curiosidad, a veces no tienen interés en encontrar parientes y menos cuando alguien les pide datos que ellos mismos desconocen. Entonces se crea una situación compleja, donde el contactado no puede ni sabe cómo ayudar, pero por el lado del adoptado tampoco sabe qué más hacer. Por lo mismo, a quienes ya tomaron el test por simple curiosidad, les pido que traten de entenderlos desde el punto de vista humano y al menos contesten en estos casos, también que entiendan que al otro lado hay alguien que tiene cierta angustia, pero que no quiere traspasarla a ustedes ni hacerlos responsables de su solución. Y por el lado de los adoptados, les pediría que en estos contactos entiendan que al otro lado hay alguien que para nada es una mala persona que no quiere ayudarles, pero que no esperaba verse involucrada en estos temas y que no tiene las herramientas para hacer algo más. De hecho, quienes tendrían que saber qué más hacer son los propios adoptados, deberían dominar los temas de ADN y genealogía completamente.


Francisco tenía su muestra en 23andMe, así que el primer paso que hay que hacer siempre es enviar los “raw data”, o datos que contienen el detalle de los genes y genotipos a las demás empresas comerciales (esta información se puede descargar de todas las empresas): My Heritage, Family Tree DNA y GedMatch como mínimo. Esto es necesario hacerlo para ampliar las bases de datos, así hay muchas más posibilidades de encontrar matches cercanos. Cuando revisé las coincidencias en 23andMe, apareció como más cercano un primo tercero especulativamente (compartían un 0,97% - 73 cM), lo que llevaría a pensar como primera hipótesis que entre Francisco y esta persona, a quien llamaré Diego, compartían una pareja de tatarabuelos.


Por casualidad sabía quién era esta persona, así que mientras esperaba que aparecieran los resultados en las otras compañías, comencé a hacer su genealogía hasta la generación de los tatarabuelos (y algunos padres de ellos). Si compartían, Francisco y Diego, algunos de esas 8 parejas de tatarabuelos que encontré, significaba que algunos de los bisnietos de estas parejas debería ser el padre o madre de Francisco. Si cada una de estas parejas tuvo 8 hijos, estos a su vez 7 hijos y estos últimos 6. A la altura de los bisnietos habría alrededor de 2.688 casos posibles, una cifra muy alta, pero que para quienes tienen 5 millones de posibilidades, es un gran paso.


El primer match es bastante prometedor, podían ser primos segundos.

Al ver los resultados en GedMatch, me sorprendió encontrar una coincidencia muy alta, nada menos que 225 cM, donde además el segmento más largo medía 68 cM, lo anterior nos llevaba a que esta última persona podría ser nada menos que prima segunda de Francisco. De ahí la importancia de poner los resultados en todas las páginas. Desde luego, era un resultado muy prometedor. Lamentablemente en GedMatch aparecía sólo un nombre propio, que para guardar la confidencialidad, pondré Marcela y un correo que era más o menos así: jlespinozac@xxxxxxx.com. Lo primero que salta a la vista es que quien dio el correo difícilmente era Marcela. Aunque parezca infinito, comencé a probar posibles nombres apellidos y segundos apellidos para determinar si podía encontrar a alguien que correspondiera a las señas del correo y que estuviera relacionada con alguna Marcela, inicialmente pensé que podría ser su esposa. No quise escribirle directamente, porque sabía que sólo tenía una oportunidad para que se interesara en responder, ya que si no lo hacía, podía quedar en un punto muerto.


Un poco por intuición, un poco por experiencia, di con una posible candidata a ser Marcela, quien a su vez estaba casada con alguien que concordaba con el nombre del correo. Hice su genealogía y justamente coincidía que una pareja de sus tatarabuelos era nada más ni menos que una pareja de tatarabuelos de Diego. Ahora, con esos datos en la mano le escribí al señor del correo electrónico contándole que tenía un match y consultándole si Marcela tenía entre sus antepasados a familias con algunos de los apellidos que había encontrado. Al momento me dijo que así era, y que también tenía algunos otros apellidos; además se despidió con su nombre y apellido y me dijo que le parecía interesante que se encontraran parientes de esta forma.


Pero para que esta información que había encontrado por genealogía fuera de mayor calidad, comprobé que entre Marcela y Diego hubiera una triangulación con Francisco, vale decir, compartieran segmentos entre los tres. Si eso era así, entonces no cabían dudas de que tenían un ancestro común entre los tres. Lo que efectivamente ocurrió. Revisa a qué me refiero con triangulación en este post.

Genealogía, M=Marcela, F=Francisco, D=Diego. 2C = primos segundos, 3C = primos terceros.

Desde luego, ya tenía un avance increíble, el padre o madre de Francisco sólo podía venir por uno de los tatarabuelos de Diego, así que reducía las posibilidades iniciales a tan solo 336 posibles madres o padres. Pero además, sabía que tanto Marcela como Francisco eran primos segundos y compartían una pareja de bisabuelos en común. Así que, pasé inmediatamente a contar con tan sólo 42 posibilidades.


Pero había más, en Family Tree DNA, tanto Marcela como Francisco figuraban con un X-Match, y el segmento que compartían en el cromosoma X era importante. Sobre el X-Match y como funciona, revisa este post. Al ser Francisco un hombre, su cromosoma X sólo pudo recibirlo de su madre, por lo tanto, en vez de tener 42 posibilidades, deberían ser unos 21 casos, puesto que en las familias en promedio la mitad son hombres y la otra mitad mujeres.


Así que, al hacer la genealogía hacia abajo de los bisabuelos de Marcela, es decir, ubicando a las nietas de esa pareja (porque ahora con el X-Match buscaba una mujer) y al descontar la línea de los abuelos de Marcela, ya que Francisco no venía por esa rama porque de hacerlo, su match hubiera sido más cercano, digamos que primos hermanos y en realidad eran primos segundos; encontré 17 mujeres, siendo alguna de ellas la madre de Francisco. Sólo 17 mujeres.


Desde luego, la genealogía tiene algunas limitaciones, por ejemplo al establecer la descendencia de esos bisabuelos de Francisco podrían faltar hijos, como los nacidos fuera del matrimonio y podría darse que justo Francisco descendiera de alguno de ellos (y no hubiera forma de saberlo). Pero, con todo, y utilizando toda la información y fuentes que los genealogistas consultamos, esas 17 mujeres eran las mejores posibilidades.


En este punto, volví a mirar la única información de la ficha de Francisco, la edad de la madre al momento de parirlo, 14 años. Para mi sorpresa, resulta que sólo había dos mujeres que cumplían cercanamente con esa edad una de 15 años y otra de 17 años (es importante notar que lo escrito en las fichas, por experiencia, no es tan fiable). Pero aquí nuevamente volví al ADN, en 23andMe donde al ver la procedencia mitocondrial, resulta que era de origen europea, es decir por línea exclusivamente materna venía de Europa. Este es un caso poco usual, ya que la mayoría de los chilenos somos por vía materna de origen nativo americano. Así que, construí la ascendencia materna de estas dos personas y resulta que en ambos casos llegaba a un origen europeo (una de una española llegada en la conquista y otra de una española llegada a Perú en el siglo XVII). Por esa vía no pude descartar a ninguna de las posibilidades.


Timeline, en la generación 3 a 5 Francisco tiene un abuelo español, mientras que en la 5 a 8 varios, entre los que hay un francés. Ambos concuerdan con la que sería su genealogía materna. No hay británicos.

Pero también en 23andMe existe una información que se denomina Timeline, allí aparecen las generaciones hacia atrás donde tenemos ancestros “puros” de algún lugar, por ejemplo, en el caso de Francisco tenía un ancestro español entre 3 y 5 generaciones y más atrás de otros orígenes, como francés o alemán. Pero resulta que una de las candidatas era nieta de un inglés y tataranieta de otros dos ingleses, pero Francisco no tenía rastros de ascendencia británica, lo que era muy sospechoso. Efectivamente en la genealogía de ambas sí había un español y francés, lo que concordaba también con Francisco.


En fin, con la última información terminé decantándome por la mejor opción, aquella que cumplía con todo. Esa persona era la que tenía 15 años al momento de tener a Francisco y que concordaba no sólo con ADN, sino también con un perfil armado con algunos indicios construidos en el tiempo.


Después de esta investigación y gracias el uso de todas las herramientas disponibles en estas compañías de ADN, más toda una investigación genealógica, llegamos a una única opción para ser la madre de Francisco, el mejor de los escenarios.


Evolución de la investigación.

Casos como este pueden haber muchos, pero también hay otros más complejos, donde falta información para construir las genealogías, o los matches son más lejanos o no se pueden triangular o no hay X-Match, etc. Pero, siempre se puede avanzar, quizás no a una única alternativa, pero en los casos que hemos trabajado con Ruby y Pablo, las opciones también se pueden ir reduciendo constantemente.


Para terminar, personalmente esta experiencia ha sido muy importante para mí; interiorizarme más en ADN, poner a prueba diferentes hipótesis, construir muchos árboles genealógicos, etc.; pero por sobre todo, saber que detrás de esta pasión por la genealogía hay una oportunidad para colaborar con las familias separadas por inescrupulosos y ayudar a que personas sin culpa alguna puedan por fin conocer sus orígenes, es realmente gratificante.


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