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Paleografía

Actualizado: 11 may 2020

Los documentos antiguos son una fuente valiosísima de información, probablemente la única que en determinadas fechas disponemos. Naturalmente, los documentos que los genealogistas o investigadores de la historia deben descifrar, fueron escritos a mano. Recién durante el último tercio del siglo XX, con la irrupción de la computación, es que lo manuscrito perdió relevancia frente a los documentos digitales que hoy vemos comúnmente (la imprenta estaba reservada para libros).


Gracias a la digitalización de archivos antiguos, como los que se encuentran en Pares o en Familysearch (y muchos otros); la investigación genealógica en particular, ha tenido un nuevo aire. Ya no se necesita recorrer las parroquias de alguna provincia para obtener información, ni ir personalmente a todos los archivos; ahora lo podemos hacer desde casa.

Sin embargo, pese a esta gran facilidad de acceso, surge un problema que veo de forma frecuente, la dificultad para leer correctamente los documentos. Y es que no todos los párrocos ni escribientes tenían tan buena letra, pero pese a que ese es un problema real (menos mal que no eran médicos!), lo que produce mayor conflicto es que la escritura fue evolucionando bastante y un manuscrito del siglo XVI resulta de imposible lectura para cualquiera nacido en el siglo XX. Las letras, palabras, abreviaturas, estilos de escritura, etc. son muy distintas.


Ahh, se me olvidó decirte que paleografía es la ciencia que estudia las escrituras antiguas y cuyo conocimiento permite la lectura de documentos de distintas épocas y escrituras diversas.


Para que vayas entendiendo a qué me refiero con las dificultades, te plantearé solo algunas cuestiones que hay que tener en cuenta, partiendo porque las reglas ortográficas no estaban asentadas, entonces no es raro ver escrito el verbo “haber” como “aver”, o donde hoy va una “c”, escrita una “z”...


"Y de ser habido por ajeno y extraño", s. XVI.

Por otro lado, la puntuación tampoco era ni necesaria ni importante hace siglos; entonces uno ve párrafos enteros sin “comas” (,); nada. Y también era muy frecuente ver palabras tan juntas con otras que son difíciles de distinguir.


"poner todas y cualesquier demandas, pedimentos", s. XVI.

En otros casos, se escribían mal las palabras, como en el apellido Paredes que parece un caso icónico, porque es tan común verlo como Paderes que ya uno no sabe cuál es el correcto, jeje. En este caso, se pone "pretenecientes" por "pertenecientes".


"mí tocantes y pertenecientes a presentarlas a do(nde) viére(de)s, s. XVI."

Pero sin duda las abreviaturas, otra característica muy típica de los manuscritos, son muy complejas a primera vista, puesto que uno no tiene la “traducción” de una letra junto a otra que está más elevada, por ejemplo. Y si algo hacían los antiguos escribientes era ahorrar texto, así que nos encontramos con documentos en los siglos XVI al XVIII o incluso XIX con múltiples abreviaturas.


"En la ciudad* de Santiago* en dos días del mes de octubre de mil y seiscientos y catorce años el dicho doctor Mendoza para* su probanza presentó* por testigo* al capitán Juan* de Vega, cirujano, del cual fue recibido* juramento* en forma...", en asterisco (*) las abreviaturas.

Pocas cosas complican más a los genealogistas que no saber los nombres de los antepasados, y justamente es dónde constantemente se “ahorraba”; entonces me pareció relevante hacer un documento con abreviaturas de las palabras típicamente contenidas en documentos parroquiales, además de los nombres propios y también de los cargos milicianos de las personas, como capitán, alférez, etc.


La idea es que puedas ocuparlo cuando estés intentando descifrar bautismos, matrimonios, defunciones, informaciones matrimoniales, etc. Puedes ir a la sección descargar de este sitio y listo:



Y para practicar, aprovechando nuestro encierro forzado, he subido algunas partidas de documentos parroquiales, que espero te sean útiles (gracias José Melo!):


Siglos XVII y XVIII.


Y no quiero que te desanimes, ni mucho menos, pero había varios estilos de escritura, que son casi como aprender otro lenguaje. Por ejemplo, estaba la escritura procesal y dentro de ella, la procesal clásica, encadenada o en redondilla (que son las que están abajo); la escritura bastarda italiana, de transición… y así.



Lo bueno es que hay varios libros a disposición en internet, para aprender sobre esta disciplina; en particular me parece muy buena la selección bibliográfica que hizo la Biblioteca Nacional de España, AQUÍ.


También hay un curso en línea gratis que puedes hacer y que me han contado que es muy bueno: AQUÍ. Es de la Universidad Carlos III.


En fin, te animo a aprovechar el tiempo libre para aprender un recurso que es indispensable para avanzar en la genealogía y en cualquier investigación histórica.




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