Los SILVA
Actualizado: 23 nov 2020
Este apellido es uno de los más frecuentes en la península ibérica, tanto en Portugal como en España. En Chile ocupa el octavo lugar entre los más utilizados. Se trata, por tanto, de un apellido muy extendido.
El llamado príncipe de los genealogistas, don Luis de Salazar y Castro, dedicó una de sus obras más valiosas justamente a “La casa de Silva”. Si algo tenía claro este investigador es que su mención era antigua, inclusive se podían encontrar sus rastros en la resplandeciente Roma, donde los Silvio, Salvio, Sila, Silano y Silvano dejaron huella, “tuvo Roma de estos apellidos muchos cónsules, tribunos del pueblo, cuestores, ediles…”.
Desde luego, el ilustre genealogista no estableció ninguna filiación hasta aquellas épocas, pero sí expuso que era antiguo también en la península y que varios de este apellido alcanzaron importantes dignidades. Por lo extendido, y si su origen estuviera en el nombre Silvio, sin duda que hay múltiples troncos de linajes Silva.
Particularmente, a Chile antes de 1565 ya habían llegado 7 personajes del apellido. Uno de ellos llamado Amador de Silva dejó descendencia femenina, pero que pudo perdurar su apellido en la familia colonial Núñez de Silva, ya que algunos de sus miembros omitieron el “Núñez”.
En 1570 llegó a la conquista Miguel de Silva, quien había nacido en Ciudad Rodrigo y dejó descendencia que no se ha podido conectar (aún) hasta el día de hoy manteniendo el Silva. Una de las cosas interesantes, es que se ha sostenido que provenía de la familia Gómez de Silva, descendiente de la Casa Real portuguesa. Sin embargo, las pruebas de su filiación datan de 1794, más de 200 años después de su llegada y por otro lado, hay una cuestión importante y es que nunca usó el “don”, que estaba reservado para hidalgos notorios o pertenecientes a la nobleza, como era el caso de los Gómez de Silva. A lo sumo, desde mi punto de vista, podría ser hijo natural de quien se ha reputado como su padre, don Diego López de Silva. Miguel alcanzó importantes posiciones en el ámbito militar y en la sociedad de entonces, pero como decía al comienzo, no hay constancia de que haya descendientes Silva (usando el apellido) en la actualidad.
Otra de las familias Silva, pero que sí dejó descendencia con su apellido al día de hoy es la fundada por Diego Méndez de Silva, quien llegó a Chile en 1576, en la expedición que había comenzado organizándose tres años antes y cuyas peripecias puedes seguirlas en el libro que publiqué, "La Odisea de los Salvadores". Los descendientes de este personaje se establecieron primeramente en la zona norte de Santiago, para ir desplazándose durante las siguientes generaciones a toda la quinta región. Son los “Silva de Aconcagua”. El apellido se transmitió también por línea femenina en los “Jiménez de Silva”, que abandonaron el Jiménez. Las dos ramas están tratadas en los tomos I y II de Familias Fundadoras.
En la misma línea que la anterior, con sucesión de apellido Silva hasta hoy, está la familia fundada por Juan de Silva Bohórquez o Borges, a comienzos del siglo XVII. Sucesión que está tratada en Familias Fundadoras II. Sus descendientes se radicaron fundamentalmente en la zona de Colchagua (Guacarhue) y el Maule (Talca), son conocidos como los “Silva de Talca”, porque en esa ciudad se arraigaron y participaron del gobierno local por varias generaciones. Por sus líneas legítimas y naturales había un dicho que decía que:
“Hay Silvas que silban bien y Silvas que silban mal”